En la comuna de Santa Juana, un rebaño de 250 cabras se ha transformado en una inesperada brigada de prevención contra incendios forestales. Son parte de Buena Cabra, un proyecto que utiliza a estos animales para despejar terrenos de vegetación inflamable, ofreciendo una alternativa natural y sostenible frente a los incendios que cada verano azotan la zona centro-sur del país.

La tecnología, impulsada en terreno por el City Lab Biobío junto con investigadores del MIT Media Lab, nació de un piloto inspirado en la experiencia del City Science Lab en Andorra: collares inteligentes con tecnología satelital capaces de rastrear en tiempo real los movimientos de las cabras, mapear con precisión las áreas intervenidas y planificar las siguientes. Estos dispositivos recopilan datos mediante sensores, que luego son enviados a sistemas de análisis, permitiendo reubicar los rebaños para reducir la biomasa combustible en función del riesgo.

Este innovador piloto es uno de los cinco desafíos científicos que serán presentados en el City Science Summit “Cities in Transition”. Los proyectos ya han sido probados en distintos países de la red del MIT con resultados prometedores, y en su versión local buscan abordar fenómenos sociales y urbanos que requieren atención.

En esa línea, un segundo desafío tiene como escenario las rutas enoturísticas del Biobío. El objetivo es potenciar este eje económico-cultural evitando la sobrecarga turística, distribuyendo equitativamente los beneficios y visibilizando “joyas ocultas” en comunas menos visitadas. Para ello, junto a los laboratorios de Andorra y Taipéi, se está diseñando un sistema de gestión para municipios y operadores basado en inteligencia artificial (IA), capaz de simular el comportamiento de distintos perfiles de turistas, anticipar cargas y ajustar indicadores clave para una experiencia equilibrada y sostenible para las comunas de menor tamaño en el valle del Biobío.

Según explica Jordi Ascenci, jefe de Tecnologías del City Science Lab de Andorra, es vital entender no solo qué hacen los visitantes, sino por qué vienen y cómo perciben la oferta. “Al aprovechar los datos y la tecnología, estos lugares pueden mapear motivaciones, recorridos y comportamientos de los viajeros de una manera atractiva, conocimientos que permiten adaptar experiencias a las expectativas de los visitantes, optimizar servicios y personalizar recomendaciones”, explica.

 

Datos para la toma de decisiones

La congestión vehicular es el foco del tercer desafío. El piloto se concentra en el Gran Concepción, donde la Ruta 160 provoca que un 75% de los residentes pierda entre una y dos horas diarias en traslados. Para enfrentar esta situación, junto al City Science Lab de Taipéi y Gipuzkoa se está implementando un modelo de simulación que, mediante la herramienta Mobility Choices Model, permitirá simular cómo una nueva infraestructura —un edificio, una autopista o cualquier proyecto— impactará en cómo las personas eligen moverse a diario. Además, entregará insumos para priorizar decisiones e inversiones, al generar perfiles sintéticos de población, asignar ubicaciones rutinarias y ocasionales, y simular rutas personalizadas.

“Usando datos del mundo real, la simulación modela tanto comportamientos individuales como patrones de movilidad a gran escala en la ciudad designada. Los responsables de decisiones y actores clave pueden utilizar esta plataforma para simular distintos escenarios urbanos, como cambios en recorridos de buses o modificaciones en el uso de suelo, y observar cómo diferentes políticas pueden tener impactos distintos en la ciudad”, señala Roy Lin, Jefe de Informática Urbana en City Science Lab, Taipei Tech.

El cuarto desafío aborda la realidad de los campamentos. En colaboración con el City Science Lab de Hamburgo, utilizando la tecnología BEAM de Unitac, y en alianza con la fundación TECHO-Chile e Inacap, se busca desarrollar un sistema de mapeo de construcciones y asentamientos informales utilizando para ello imágenes de dron. A través de ciencia de datos, IA y auditorías térmicas, la iniciativa permitirá identificar la materialidad de las viviendas autoconstruidas, generando diagnósticos rápidos y planificaciones efectivas sin depender de equipos costosos.

Por último, junto al laboratorio de ciencia de la ciudad de Guadalajara, con la Universidad del Desarrollo y la Seremi de Salud del Biobío y la iniciativa Barrio Laboral Saludable, se está dictando un curso que busca que los participantes descubran cómo la ciencia y la tecnología pueden mejorar la seguridad alimentaria de la ciudad.