Somos una ciudad, productiva. La planificación del Gran Concepción ha estado, sin duda alguna, enfocada en priorizar esta vocación, ya desde construir barrios cercanos a cordones industriales o a las carreteras que nos llevan en auto más rápido a nuestros lugares de trabajo.
Si hablamos de solo trabajo, trabajo y más trabajo en el ordenamiento urbano, entonces obligadamente nos tenemos que posicionar en una visión patriarcal de la ciudad. ¿Visión como una imagen abstracta del Gran Concepción? A juicio de nuestra segunda entrevistada a nuestro podcast 15 minutos para la ciudad, Concepción es un paradigma de lo que hoy conocemos como ciudad patriarcal. Esta productividad está sí o sí asociada a «la división sexual del trabajo, donde los hombres iban a trabajar afuera, y las mujeres trabajan dentro de la casa».
En esa discusión, hay harto por conversar. Dolores Hayden, reconocida historiadora americana, apuntaba que la vivienda, y en específico la idea que el espacio de las mujeres es el hogar, constituye una idea central en la planificación urbana moderna.
O en la guía de campo de Leslie Kern, quien sueña que, a partir de la tesis que las ciudades han sido diseñadas considerando la experiencia urbana de los hombres como algo universal, una ciudad feminista en la que conviven, claramente, un sinfín de otras circunstancias vitales a las distintas personas que las habitan.
En esta intersección, la Dra. Mabel Alarcón es tajante y lo demuestra, al afirmar que incluso la experiencia de cruzar el río Biobío en bicicleta es imposible por el miedo. «Hay un tema al debe. Nos hace muchas veces, sobretodo a la mujeres, no ocupar el espacio público como podríamos, como deberíamos, como tendríamos derecho a hacerlo. Porque hay cuestiones en la ciudad que te segregan».